La Liga respetará el Día de la Virgen

Aquí tenemos Liga de veinte equipos, cuando lo que la UEFA aconseja son dieciocho, lo que haría cuatro jornadas menos. También tenemos parón invernal, conquista laboral de la AFE años atrás a la que no está dispuesta a renunciar. Y tenemos la Copa a ida y vuelta a partir de dieciseisavos, no a una, como hacen algunos, singularmente Inglaterra. Durante unos años se hizo también aquí, pero a las televisiones no les convenía porque eso dio lugar a eliminaciones muy prematuras de los grandes. En total, y es a lo que voy, tenemos todas las circunstancias para recargar el calendario de competición.

De ahí que hace ya unos pocos años la Liga haya ido invadiendo el mes de agosto, otrora intocable, o más bien reservado a los torneos veraniegos, aquella vieja tradición arrumbada. Primero fue una semana, ahora Tebas ha pretendido que fueran dos. Quería arrancar la Liga el fin de semana del 15- 16, Villar y la AFE preferían el del 22-23, Cardenal se ha puesto de su lado, así que al fin será ahí. Tebas se queja de que por esa mera semana el fútbol pierde 25 millones, por el retraso de los abonos al pago o, mejor, de los reabonos de quienes se dan de baja al final de una Liga y se reenganchan en la otra.

Según Tebas, ganar dos semanas provocaría que muchos de esos de baja de quita y pon no esperarían hasta septiembre para abonarse. Suena verosímil. Pero enfrente está un cierto respeto debido a los hábitos de la población, que incluyen esa sacralización de agosto, en el mejor de los casos, hasta el día 15, Día de la Virgen, día de fiestas por todas partes. El tándem fútbol-tele tiende a arrasar los últimos rincones antropológicos, es así desde que tengo uso de razón. De momento, el 15 de agosto ha resistido, pero no sé por cuántos años más será. No hay quien pare una riada cuando se desboca.