Del Bosque y los pobres de espíritu

Aún no se ha cerrado la fase de clasificación para la Euro de 2016 y ya se sortea el calendario del Mundial 2018. No estará del Bosque, para alegría de muchos. De la gente buena, que es mucho más que la otra aunque haga menos ruido. Del Bosque ha llevado con maestría a la Selección durante los últimos siete años. Cualquier otro habría tenido la tentación de romper el juguete de Luis. Pero él no tuvo ese ataque de entrenador. Ese virus tan común en su gremio que se da entre los que heredan una fórmula y un día dejan a Neymar, Messi y Piqué en el banquillo para hacerse los interesantes.

Del Bosque dejará la Selección tras Francia 2016. No está en San Petersburgo porque tiene un compromiso ineludible. Pero también por coherencia. Envía a su ayudante, Toni Grande, que pasará los informes a su sucesor. Puede ser Caparrós, Míchel, Benítez, Emery u otro. Lo seguro es que Del Bosque no moverá ficha. Muchos creen que nombrará sucesor. Pues no. Ni siquiera lo sugerirá. Del Bosque es un hombre coherente. Lo sabe la mayoría de la gente. Y lo olvidan a sabiendas los mezquinos, los pobres de espíritu.