Sotomayor y medallas compradas

El cubano Javier Sotomayor, vigente plusmarquista mundial de salto de altura (2,45 metros) y retirado del atletismo con una sanción a perpetuidad por dopaje, ha recibido la nacionalidad española por gracia del Gobierno. La noticia ha causado perplejidad en nuestro deporte, incluso en las más altas esferas. Su nacionalización no tiene móvil deportivo y llega a peticición de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, cuya misión es contribuir a la erradicación de la pobreza y el hambre en el mundo y ayudar a la construcción activa de la paz. Desde ayer también es conceder a dedo pasaportes españoles sin dar explicaciones, ni tampoco nadie las pide, como también sucede cuando compramos medallas.

En el Consejo de Ministros de ayer nacionalizamos igualmente a dos deportistas, con el claro objetivo de que nos ganen medallas. Uno es atleta cubano, Ortega, muy bueno; el otro, gimnasta guineano, Boubacar, menos bueno. Las Federaciones lo piden, el CSD lo tramita y el ministerio de Justicia pone el expediente encima. Lo curioso es que no he conocido a ningún presidente del CSD que defendiera las nacionalizaciones a dedo, aunque todos las hayan firmado. Miguel Cardenal, el actual, reconoce cierta inercia en estas peticiones, y admite que el tema merece una reflexión. Mientras ésta llegue, nacionalización va, nacionalización viene. El atletismo, por cierto, quien más abusa. En la Selección tenemos 19 nacionalizados. La que más.