Blatter trota de viejo

Ya se sabe que el que no corre de joven, trota de viejo. Es un poco lo que la he pasado a Blatter. Demos por hecho que no se contaminó. ¿Pero cómo es posible que no viera cabalgar la corrupción entre todos los que le rodeaban, entre ellos tres de sus vicepresidentes: Leoz, Warner y Figueredo? El corporativismo, el mirar para otro lado, es lo que ha acabado con él. Bueno, casi. Porque desde que estalló el FIFAGate va a resistir nueve meses en el cargo. Ahora, con 79 años, tiene que aguantar que se le cuele un cómico en la FIFA y le tome por el pito del sereno. Algo de pena me da, la verdad. Porque no me gusta verle al pairo, con lo que él ha sido. Por su posición y por su edad merecía un final mejor.

Para eso está Putin. El presidente de Rusia sabe que el único puente que le queda con Occidente es el Mundial. Metido en guerra con Ucrania, anexionada Crimea, negándole a la ONU la investigación sobre el derribo del vuelo de Malasia Airlines, su aparición en escena ayer en el Palacio de Constantino junto a Blatter es una patada en el trasero de Obama, Merkel, Hollande y Cameron. La FIFA, más allá de quien la presida, es un símbolo del mundo libre.