El negocio se impone a la práctica

Independientemente de los resultados conseguidos y de las sensaciones que transmita el equipo, es normal que el cuerpo técnico del Barcelona no esté del todo feliz con hacer la pretemporada tan lejos de casa. El verano pasado, el grupo combinó las sesiones de entrenamiento en la Ciutat Esportiva, con una semana en Inglaterra y alternó varios viajes en el día por diferentes puntos de España y Europa en los que la entidad también pudo explotar la marca Barça, llenando los estadios y dejando libertad al entrenador sus colaboradores a campar por sus anchas en la confección de las pautas de esfuerzo. Viajar a Estados Unidos o Asia y ver miles de camisetas por las calles o en los estadios debe subir el ego del directivo que acompaña al equipo, pero al jugador, ni fu ni fa.

Ha de ser excitante descender del bus a la puerta del hotel y encontrarse multitudes de fanáticos vitoreándote, pero los futbolistas piensan en llegar al lugar de descanso, en eso, en ponerse fresquitos, alimentarse bien y descansar, además de conectar la consola y matar las horas de espera hasta la próxima sesión. Lo demás, es sólo cosa del márketing que definitivamente le ganó la partida a la preparación deportiva en verano. Luis Enrique tiene trabajo, aunque no sea en su lugar ideal.