Que sólo sea una tormenta de verano

Julio Pérez es un joven cubano de 25 años que reside en Las Vegas desde que era un niño. Tuve la ocasión de encontrármelo el otro día y se me abrazó con este ruego: “Roncero, dime por favor que lo de Sergio Ramos se va a arreglar. Amo al Madrid y una de las razones por las que siento tanto este club es por el corazón con el que Sergio defiende esta camiseta. ¡Que se arregle, por Dios!”. El sentimiento de este cubano madridista lo comparten millones de aficionados blancos en todo el planeta. Puede que Ramos no venda tantas camisetas o no tenga tanta resonancia marketiniana como Cristiano, Bale o James. Pero se ha ganado un hueco en el corazón del Bernabéu que ahora no debe emponzoñarse por una negociación que ya nació torcida.

Florentino debe resolver su distanciamiento personal con el de Camas y arreglar esas diferencias porque la continuidad del mejor central del mundo sería el gran fichaje del proyecto de Benítez. Me consta que al técnico madrileño le parece fundamental la presencia de Ramos porque es un líder de facto y espiritual tanto en el vestuario como en el césped. No se puede cuestionar el madridismo del internacional porque su caché le permite pedir lo que otros ya tienen. Por eso debe haber un punto de encuentro en esa cumbre entre el presidente y el jugador que sólo puede tener un final feliz. Quedándose Ramos, la afición recibirá un soplo de aire fresco que hace falta para arrancar el curso con alegría. Sólo concibo un futuro con Ramos, como mi amigo cubano de Las Vegas...