El Tour 2015 era más Nairo que Froome

Nadie duda de que Nairo Quintana tiene el Tour en las piernas. Sus dos segundos puestos en dos participaciones confirman el pronóstico. Ahora bien, será difícil que el colombiano vuelva a toparse con una oportunidad como la de 2015. Un recorrido con sólo 13,8 kilómetros de contrarreloj individual, aliñado con siete etapas de gran montaña y nueve llegadas en alto, es el sueño de cualquier escalador. Con los datos fríos, Nairo ha sacado más tiempo en la montaña a Chris Froome (1:58) que Froome a Nairo (1:10). Aun así, queda la sensación de que el líder del Movistar no ha sabido o no ha podido exprimir el trazado.

Un colega me preguntó mi favorito antes del Tour. “Si Nairo sale vivo de la primera semana, no se le puede escapar”, fue mi respuesta. El viento, el pavés, las caídas y las cronos eran la mayor trampa para el colombiano. Los temores se confirmaron en los abanicos de Zelanda, donde cedió 1:28. Pero a los Pirineos llegó a 1:59 de Froome, una distancia no tan preocupante, y salió a 3:09. Para mí, la clave del Tour estuvo ahí, más que en la violencia del viento de los Países Bajos. Que Nairo cediera algo en la semana inicial, era previsible. Que lo hiciera en la alta montaña, no tanto.

El Movistar programó a Quintana para alcanzar su cénit en los Alpes, aunque sólo echó el resto en la majestuosa última etapa de Alpe d’Huez. Tarde. Froome había protestado cuando conoció el Tour 2015, incluso estuvo a punto de renunciar por la falta de contrarreloj. Al final decidió que esa crono la haría subiendo la Piedra de San Martín. Apostó por los Pirineos. Y, sin ser el mejor escalador, a él sí le salió bien.