Desconozco, pero me temo, cuál será la decisión que tomará Pedro Rodríguez respecto a su futuro profesional. Si se confirma mi presagio, el Barcelona perderá un referente. Pedrito es de los que humanizan a los equipos, por muy buenos y repletos de estrellas que éstos estén. Pedro, Pedrito, es una bendición para cualquier grupo humano, sea de torneros fresadores, de ferroviarios o de estrellas del fútbol. Nadie como él para explicar lo que supone luchar día a día por un puesto en el Olimpo de los mejores. Pedro conquistó a Guardiola porque se tomaba cada partido que jugaba y cada entrenamiento en el que tomaba parte como si fuera el último de su vida. Siempre con el temor de que al acabar el partido o la sesión le iban a decir “gracias por haber venido, regrese al filial, ya le llamaremos”.

Lo ha ganado todo y aún le sobra quincalla en casa para aburrir a un chatarrero, pero sigue yendo al entrenamiento pensando que al final del día le van a enviar de nuevo al filial. Eso le hace inmenso. Pedro está en trámites con el Manchester United para irse del Barça. Quiere minutos, quiere jugar la Eurocopa y está siendo, junto a Luis Suárez, el mejor de la pretemporada del Barça. Nadie corre como él, presiona como él y si firma con los de Van Gaal, lo hará pensando que le llevan a Old Trafford a hinchar balones. En su humildad está su grandeza. Lo vio Xavi Hernández, que un día se acercó a Deulofeu, un futbolista mucho más dotado que Pedro sin duda, y le dijo: “Fíjate en Pedro si quieres triunfar”. No le hizo caso, obviamente.