Benditos y malditos avales

Disfruten de Cornellà-El Prat como lo hicieron de Osvaldo, Pareja, Zabaleta o por ahora de Héctor Moreno. Todo ello fue posible a los avales, depositados en su mayoría por Dani Sánchez Llibre y Ramon Condal. La solución de muchos problemas, quién sabe dónde estaría hoy el Espanyol sin ellos, pero también la causa de los actuales quebraderos de cabeza. Pongamos el ejemplo de Jonathas, codiciado sustituto de Sergio García. El brasileño se ha decantado por la Real Sociedad, capaz de pagar 7,2 millones, una cifra inalcanzable para el Espanyol a no ser que se quitasen tres ceros, y eso que solo entre las ventas de Casilla y Lucas Vázquez ya suman más. Pero, concierto económico vasco al margen, ¿cuál es la gran diferencia? Pues sí: los avales.

En 2008, la Real malvivía en Segunda y presentaba 30 millones de patrimonio negativo. Pero se acogió a la Ley Concursal y, con una quita de la mitad de la deuda, cuatro años más tarde ya tenía 20 millones positivos. ¿Y por qué el Espanyol no lo hizo? Sí, por los avales. Así que, lejos de despejar deuda, se fue acumulando, especialmente con Hacienda, a donde van a parar casi todos los traspasos. También los avales asustan a posibles compradores de la entidad. Y, mientras el resto de clubes podrán emplear el aumento de ingresos televisivos en reforzarse, el Espanyol los destinará a la Agencia Tributaria. Los avales fueron una bendición, hoy son una maldición. Así que confiemos en la chistera de Perarnau, ya que solo con magia se combate la lógica aplastante del dinero.