Nadie lo recuerda, nadie lo canta, pero este verano se cumplen veinticinco años de la llegada a España de Canal+, de la mano de un genio de la comunicación llamado Juan Cueto. Invento francés, introdujo la televisión de pago en España. Para nuestro fútbol ha sido decisivo. El mero hecho de cobrar por algo que hasta entonces se venía ofreciendo gratis, obligó a un nivel de excelencia en las transmisiones que causó un impacto en su día. De la mano del genial realizador Víctor Santamaría, que ahí sigue, y de una excepcional productora, Cristina Diez, alumbró un nuevo tiempo para las transmisiones.

El fútbol fue el tirón para que la gente se abonara a aquella novedad traída, como tantas otras, de Francia. Pero también Canal+, como introductor de la fórmula de pago, tiró de nuestro fútbol hasta límites insospechables entonces. Hace veinticinco años, la Liga recaudaba por derechos de televisión 6.750 millones de pesetas al año. Ahora percibe 1.200 millones de euros. Multiplicado por 166,386, serían 199.663 millones de pesetas. Su valor se ha multiplicado por 29,57. Hace veinticinco años, el pago aportaba un tercio y el abierto los otros dos tercios. Ahora el abierto aporta en torno al 3% del total.

Todo empezó en agosto del 90, en el Trofeo Colombino, donde se hicieron las primeras transmisiones ‘en pruebas’, pero ya revolucionarias. El estreno del codificado, la puesta de largo, fue el Valencia-Atlético de la primera jornada de la Liga 90-91, la primera de las cuatro que ganó el ‘Dream Team’. Hoy, Canal+ ha quedado subsumido en Movistar, víctima precisamente de las guerras del fútbol. Pero su impulso es visible en una nueva forma de hacer la televisión deportiva en este país y en esa fabulosa evolución de los ingresos de la Liga, que no es comparable a la de ninguna otra cosa.