Tres veces han ganado a las rusas, a las italianas y a las belgas; dos, a las holandesas, húngaras, polacas y portuguesas; una, al resto de rivales europeas que les han tocado. Sólo con las francesas mantenían un litigio por la supremacía continental. Ellas nos ganaron en la semifinal del Europeo senior y en la liguilla del Sub-18; nosotros, en dos finales, la del Sub-20 y ayer la del Sub-18. Este es el balance que llevan nuestras selecciones femeninas de baloncesto en los tres campeonatos europeos disputados. Traducido a medallas son dos de oro y una bronce. De nuevo, un verano de ensueño para este equipo llamado España. Porque las selecciones femeninas se pueden contemplar como un solo equipo dada la estructura que mantienen.

Ángela Salvadores, Iho López, Maite Cazorla y Laia Raventós se concentraron el 2 de julio para disputar el Mundial Sub-19, y hasta ahora. Enlazaron esa competición con el Europeo Sub-18 que acabó ayer. Lo mismo hicieron otras seis jugadoras, que pasaron de ese mismo Mundial al Europeo Sub-20, donde quedaron campeonas. La mayoría hace doblete cada verano. Juega la competición que le corresponde, más la inmediata superior, preparándose para dar el salto a la Selección absoluta. Por eso se puede hablar de un único equipo, pero con distintas categorías, convertido en el terror de Europa. Sólo las francesas aguantaban el tirón, hasta que ayer se llevaron el gran varapalo. Así se las gasta la generación de Salvadores.