Veo a Messi cargando un saco sin fondo

El estruendo del resultado en San Mamés engrandece de golpe la perspectiva del partido de vuelta, que a priori hubiéramos temido que fuera un trámite. Mientras en Bilbao se discute si el título, que ahora se ve a mano (aunque no seguro), merece o no echar La Gabarra al Nervión, en Barcelona se teme que la colección de los seis títulos (lograda ya con Guardiola no hace tanto) se estropee justo en el que se consideraba a priori más factible. Encajar un solo gol en la vuelta obligaría al Barça a marcar seis, y eso ya empieza a parecer demasiado. Y el Barça ha encajado ocho goles en sus dos últimos partidos...

Los ha encajado desde una equivocada sensación de seguridad. Ante el Sevilla, se llevó tres cuando ya estaba 4-1. En Bilbao se llevó cuatro en un partido que fue a jugar como se va a una excursión, desde la alineación escogida hasta la actitud general. Unos descansaron por cansados, otros jugaron mal por cansados, otros jugaron mal a pesar de no estar cansados, por desidia contagiosa, explicando que son suplentes por algo. Y hubo descuidos clamorosos. En tres de los goles del Athletic, el primero y los dos últimos, puso la primera mitad de la jugada el Barça. En el primero, Ter Stegen, en los últimos dos, Alves.

Ter Stegen no es jugador de campo, sino portero, y alejarse tanto de la portería es temerario. Es culto a la idea de que todo portero ha de ser buen jugador de campo, cosa que al mejor de este tiempo, Casillas, no le ha hecho ninguna falta. En cuanto a Alves, que ya se vio desbordado por Sabin Merino en el 2-0 (démosle mérito a él) castigó luego a los suyos con un despeje picudo en el 3-0 y con un penalti ridículo, por valentonear con Etxeita. Defender bien requiere, sobre todo, seriedad. Pensar que Messi lo arregla todo es demasiado. Messi es un genio, pero no tiene por qué ir cargado con un saco sin fondo.