El jugador número 12 ya es de Iker

Casillas debutó oficialmente con el Oporto triunfando. Tal y como estaba previsto. Iker nació con un pan debajo del brazo y sólo era cuestión de que las circunstancias y el caldo de cultivo tuviese los ingredientes adecuados para que volviera a ser feliz con los guantes puestos. En el estadio Do Dragao se encontró una bandera de grandes dimensiones que resaltaba el número 12. Curioso y paradójico a la vez. El jugador número 12, al menos en un porcentaje importante, fue el que le terminó echando del Bernabéu. El ídolo jamás entendió (y yo tampoco) que la afición que gozó, vibró y disfrutó con sus paradas mágicas que le dieron al Madrid y a España tantos títulos y tanta gloria, fuera la misma que terminó aburriéndolo con sus pitos e improperios.

Casillas en Oporto recibe el cariño que le faltó en Madrid los últimos tres años. Cómo es el destino. El amor se lo da la misma afición que hace once años idolatraba a su verdugo futbolístico tras ganarle la Champions al Mónaco. Eso engrandece aún más la figura de Iker. Su coraje le ha llevado a iniciar una nueva vida en la que no está solo. Todos somos del Oporto.