Sigo sin tener nada claro quién ganará el Mundial de MotoGP. Márquez lo tiene realmente difícil, Rossi sigue muy vivo y Lorenzo es el nuevo líder aunque empatado a puntos con su compañero de equipo. Una incertidumbre que aporta interés y emoción al campeonato, porque quedan siete carreras en las que los errores se pagarán muy caros y los aciertos tampoco garantizarán nada. Partiendo de esta premisa del pronóstico abierto, lo que sí diría es que Lorenzo es el favorito natural. Me explicó. No corresponde ese privilegio a Márquez porque no se ha sentido cómodo con su Honda en todo el año y sigue sin hacerlo, aunque cierta mejoría le mantenga presente en las quinielas, con pocas opciones pero sin que sea aconsejable descartarle aún.

Y en el duelo particular entre los pilotos de Yamaha, la coronación de Rossi resultaría un auténtico prodigio, un fenómeno extraordinario no esta temporada sino en la historia de los grandes premios. El talento y calidad del italiano son indiscutibles pero no es lo más lógico que un veterano de 36 años sea capaz de poner firmes a sus jóvenes y capacitados rivales. Ya digo que sigue siendo muy posible que así ocurra, que El Doctor logre esa décima corona, pero siempre sería por su grandeza y no por razonable. En igualdad de condiciones mecánicas, diría que el sentido común está del lado de Lorenzo y la situación del Mundial ha virado ahora en esa dirección. Aunque no olvidamos que ese sentido común no siempre lo es tanto, por suerte, en el deporte...