Los 39 de Duncan; los 37 de Kobe

¿Por qué los 39 años de Tim Duncan parecen 20 y los 37 de Kobe, 50? Puede ser una pregunta descabellada, pero las últimas temporadas dan esa sensación. La sensación de que el ala-pívot de los San Antonio Spurs puede seguir una década más dentro de una cancha y que la estrella angelina debería haberse retirado hace dos años.

Es una afirmación dura, pero con una razón primaria en las temibles lesiones. Duncan, en mayor o menor medida, se ha salvado de ese viacrucis. Desde la campaña 2010-11, el pupilo de Popovich ha jugado 425 partidos de 451 posibles (94%) tanto en Liga Regular como en unos playoffs donde nunca ha fallado y donde ha conquistado su quinto anillo, con un sexto que se escapó cuando ya lo rozaba con la yema de los dedos. Mientras que Kobe…

Hombro, rodilla, tendón de Aquiles… una y otra vez, las lesiones han golpeado su cuerpo de forma contundente. Sin miramientos. Sin contemplaciones. 281 partidos disputados de 412 (68%) con solo 6 en la 2013-14. Un auténtico mazazo al que ha contribuido la exigencia casi enfermiza de Kobe de estar en pista todo el tiempo del mundo: 33,9 minutos (2010-11), 38,5 (2011-12), 38,6 (2012-13), 29,5 (2013-14) y 34,5 (2014-15). Sin descanso posible para demostrar que él puede con todo, que nadie lo puede hacer mejor que él. En definitiva, que es indispensable en un equipo inmerso en una situación que roza lo tragicómico desde la 2012-13, cuando los Lakers se clasificaron por última vez para los playoffs hasta la fecha. A partir de ahí, los bandazos en pista, banquillo y despachos han sido constantes. La franquicia cruza de carril sin mirar y los accidentes se producen, claro.

Duncan, por su parte, es el ejemplo de veterano dosificado. Popovich conoce la fórmula de la eterna juventud y la distribuye a manos llenas: Timmy solo sobrepasó los 30 minutos durante la Liga Regular en una de las cinco temporadas a las que nos referimos. Fue en la 2012-13 y su tiempo en pista se disparó a unos disparatados 30,1. Descanso necesario para un cuerpo que abandonó la veintena en 2005 y que sostiene 112 kilos de peso. Pero claro, los Spurs de la era Pops-Duncan, son unos Spurs estables. Proyecto serio, de largo recorrido y que no se escapa ni un milímetro de un guion establecido casi perfecto. Una franquicia modelo que todos quieren imitar y que permite dejar a sus estrellas (ahí también están los ejemplos de Parker y Ginóbili) en el banquillo el tiempo necesario para que estén en perfectas condiciones.

Estos pueden ser, a grandes rasgos, los motivos que han llevado a Kobe a ser una sombra de lo que era y a Duncan, un joven de 39 años. Aunque siempre hay el sueño, el deseo de volver a ver al mejor Bryant. El que dominaba la Liga con solo su presencia. El espejo en el que se reflejaban todos los jóvenes. Esperemos. Su retirada ya está marcada en rojo en el calendario y el segundo máximo anotador de la NBA no se merece ningún otro final que no sea el de deslumbrar nuevamente. Pero sino es así, siempre nos quedará Duncan. Él es inmortal. De eso no hay duda.