Benítez tendrá que elegir, es imposible tener a todo el mundo contento

El dilema. Usain Bale o Gareth Bolt. Como ustedes prefieran, pero el galés es un atleta del balón. Dice Benítez que juega de enganche porque tiene velocidad y buen disparo. La primera no parece la cualidad más indicada para moverse entre el bosque de piernas en el que a veces se convierte esa posición. Con 14 años, Bale era capaz de correr los 100 metros en 11,4 segundos. Ahora es un muchachote fornido con el que aún sueña Bartra. ¿Ustedes por dónde le harían jugar?

Caer bien. Cuando Benítez fue llamando uno por uno en verano a sus jugadores les preguntó dos cosas. Qué creían que había que mejorar en el juego (ahí tuvo que escuchar alguna quejilla sobre los que remolonean a la hora de bajar), y a los de arriba, cuál era su posición ideal. Ancelotti no tenía que hacerse el enrollado con sus jugadores. Directamente lo era, por su carácter y porque el peso de lo vivido como jugador y entrenador hace el resto. Todos creían en su discurso. Si se trata de complacer a la tropa (incluidos a los altos mandos) termina pasando lo que ha pasado: tú quieres partir desde la izquierda e irte al centro, tú jugar de enganche y caer a la izquierda, tú que no eres ni 9 ni 10... ¡Pues libertad, libertad! Y estos dos que son tan buenos (por James e Isco) que jueguen donde sea menos en su sitio.

Antecedentes. En la historia más reciente del fútbol fue Luciano Spalletti (ese técnico al que le brillaba tanto la cabeza, con pinta de sargento de hierro) quien puso de moda con éxito en la Roma, en 2008, un ataque anárquico en el que los seis de arriba intercambiaban constantemente sus posiciones. “Como si fueran satélites”, me lo llegó a definir en una entrevista. El mítico Luxemburgo se inventó para su Madrid “el cuadrado mágico”, aunque su 4-2-2-2 era algo más estático arriba. Pellegrini también lidió con los impulsos incontrolados de Florentino por fichar mediapuntas, y lo solucionó con un ataque cargado de dinamismo. Ahora sólo falta buscar un nombre para el ‘4-2-¡Jueguen!’ de Benítez, si es que persiste en esa idea.

De tal palo... Terminamos con una reflexión sobre el hijo de José Mourinho, ahora en la cantera del Fulham (sigue siendo portero). El chaval le ha cogido el gusto al Twitter. El domingo puso: “Día perfecto. Ganó el Chelsea. Ganó el Barça. Perdió el Benfica. Empató el Real Madrid”. Se lió una buena, claro. Y quiso aclararlo con un comunicado en el que se declara fan de Fulham (normal si juega allí), Barça, Chelsea, Oporto e Inter. Y yo, desde aquí, quiero manifestar mi profundo malestar... ¡¡Se ha olvidado del Canillas!!