Juanma Trueba

El Madrid, Di María y la guerra

El Real Madrid no tiene nada de lo que quejarse. Podrá probar su fortaleza con el PSG, tonificar sus músculos contra el Shakhtar y dar minutos a los suplentes frente al Malmoe. Un grupo sin demasiados riesgos pero sin excesiva facilidad; lo más recomendable para no perder la atención. Nada que ver con el terrible grupo del Sevilla y tampoco similar a la ganga (aparente) del Valencia.

En principio, el morbo lo pondrán Di María, recientemente fichado por el PSG por 63 millones, y la situación política de Ucrania. Dado que la ciudad de Donetsk está en el centro del conflicto con Rusia, el Shakhtar disputará sus partidos como local en el Arena de Lviv (35.000 espectadores), muy cerca de la frontera polaca.

Qué decir de Di María. Es el hijo que sueña todo representante de jugadores, un fideo de oro. También es un futbolista que alcanza la excelencia por su verticalidad. Diría que el Real Madrid todavía la echa de menos, pero puede ser nostalgia de la juventud.

Al final no hubo sustos porque casi nunca los hay. El Madrid provoca más inquietudes de las que le pueden causar. Salvo catástrofe estará en octavos, sólo falta saber si más fresco que en la temporada anterior. Para eso se entrenará Benítez de aquí hasta el mes de marzo: para rematar ese balón.