Ayer, un colombiano nos hizo disfrutar por enésima vez en la Vuelta a España. Esteban Chaves emuló a sus compatriotas que llegaron como pioneros hace más de cuarenta años y atacó con más corazón y piernas que estrategia, algo mucho más europeo. Chaves lo vio claro a tres kilómetros de la meta de Cazorla y se fue a por el maillot rojo. Nadie fue capaz de seguirle, él era el más fuerte en el grupo de cabeza y se ha hecho con el liderato de la general con todo merecimiento y además, con mucha clase.

Colombia ha contribuido sobremanera a la espectacularidad del ciclismo europeo desde hace mucho tiempo. Los primeros en llegar eran más aventureros, al ver la primera rampa atacaban como si no hubiese un mañana. Luego sumaron la estrategia a su coraje, y así fue como Lucho Herrera o Fabio Parra empezaron a destacar en las grandes vueltas. A día de hoy, los escarabajos siguen haciéndonos vibrar, recogiendo el testigo de sus antecesores y además se postulan como favoritos al triunfo final junto a los mejores europeos. Aunque queda mucho, estoy seguro de que Andorra marcará esta Vuelta. La gran etapa del Principado decidirá si gana el empuje colombiano, el talento español o la fiabilidad británica.