“Castelo, agua, que voy mal”, le dijo Simpson

La Vuelta llega hoy por octava vez a Castellón, una ciudad poco frecuentada. La última visita, con triunfo de Óscar Freire en 2004, sirvió para rendir homenaje a tres ilustres de la provincia: Eduardo Castelló, vencedor de una etapa en 1968 y campeón de España en 1971; el velocista Vicente Iturat, con cuatro triunfos entre 1955 y 1961; y el capitán republicano Juan Bautista Llorens, siete veces campeón estatal en los años 20, un pionero del ciclismo que murió de neumonía en Madrid durante la Guerra Civil en 1937.

Nos vamos a parar un poco más en Castelló (Vall de Uxó, 4-3-1940), ganador de la etapa reina en Vitoria en 1968, en la misma jornada que Felice Gimondi se puso líder, ya hasta el final. El día después, una bomba de ETA explotó en el descenso de Urbasa. Por minutos no ocurrió una desgracia en el pelotón, que puso pie a tierra asustado y se negó a seguir, a pesar de la insistencia de Luis Bergareche y de las increpaciones de un teniente general de la Guardia Civil a Pérez Francés, el cabecilla de los ciclistas, al que acusaba de complicidad con los terroristas. Tuvo que retractarse.

Castelló también vivió en directo la trágica muerte de Tom Simpson en el Mont Ventoux, el 13 de julio de 1967. El castellonense fue el último corredor que habló con el británico. “Castelo, agua, que voy mal”, le dijo Simpson antes de derrumbarse.