Toni Doblas, su amigo y compañero en el Betis de la Copa de 2005, el último éxtasis verdiblanco, le definió el lunes como “una de las trece barras”. No sabemos si para tanto, pero desde luego Joaquín es para mucho. Con Del Sol, Rogelio, Quino, Cardeñosa, Esnaola o Gordillo instalados en el imaginario, y ya por gustos, Joaquín es el duende. El recuerdo del último gran Betis, el de Serra del “sentir, luchar ganar, podemos”. Se fue y entró todo en melancolía...

Para saber qué es Joaquín, sus compañeros de profesión. Totti y Henry lo eligieron en su once ideal en su día. Filipe Luis fue a más: “Más difícil marcarle a él que a Messi”. Joaquín ya no es el chico que vivía en Sevilla Este con Juanito y después de entrenar pasaba por el kiosko de Rosi a por el bocadillo. A pesar de los clichés de aquellos que le siguieron mal y de lejos, se cuidó y ha sido regular: 518 partidos entre Betis, Valencia, Fiorentina, Málaga y 52 más con la Selección en 15 años. Una media de 38 por curso. En La Rosaleda le pidieron que no se fuera nunca y en Florencia le colgaron una pancarta: “Matador, no te vas; tu fútbol nos enamoró”. Pero Joaquín había elegido. “Vuelvo a casa”. El Betis es su pasión.