España recupera la seguridad en sí misma

Parece que el desdichado Mundial va quedando lejos. Ayer tuve por primera vez desde entonces la impresión de que La Roja había recuperado la seguridad en sí misma. No era la misma excelencia de juego, aquel equipo que giraba en torno a Xavi y Xabi ya no volverá, pero el de ayer se le aproximó en calidad y le igualó en seguridad y aplomo. Silva ha dado un paso adelante y se convierte en referencia en la parte de arriba, junto a Iniesta. Busquets sigue siendo el ancla, Cesc va y viene, alternando juego corto y juego largo. En torno a ese ‘cuadrado’ mágico todo se movió bien, con velocidad y dominio.

Y estupendo Pedro, al que se le van las ganas y el ánimo, ahora que ha tomado la decisión de salir de un Barça en el que se quedó sin sitio. Al que aún le cuesta encontrar el sitio es a Diego Costa, pero eso les ha pasado desde siempre a todos los delanteros centros de este equipo, que toca y toca, encierra al rival y mete a su delantero en una jaula. Estupendos los laterales, en su ataque al espacio abierto, aprovechando pases de calidad, y en su juego preciso. Los centrales, salvo un error inicial de Sergio Ramos, bien, batiéndose en retirada a campo abierto en escasas pero comprometidas ocasiones.

Piqué recibió en sus primeras intervenciones pitos de una minoría, respondidos por aplausos que los silenciaban. Sucedió todo el partido, pero en la línea de los pitos a menos y los aplausos a más. A ver cuándo se aburren los descontentos. En cuanto a Casillas, hizo dos grandes paradas las dos veces que fue exigido. Muy bien. Eso en cuanto al equipo titular. Los reservas (Cazorla, Alcácer y Koke) entraron en el buen tono general. En conjunto, un buen partido, que vivimos, sin embargo, con congoja por las terribles noticias que llegaron de A Coruña, donde una fiesta se trocó en tragedia.