Un ataque de sólo 3 minutos

El dicho taurino corrida de expectación, corrida de decepción, va a tener que comenzar a aplicarse al ciclismo. Ya son muchas las etapas reina de las grandes vueltas que no responden a las expectativas. O bien los corredores se acobardan, o bien los organizadores no saben calcular las fuerzas de los ciclistas. El caso es que se encadenan siete puertos, los tres últimos para armar la de San Quintín, y el resultado es que el pelotón se toma el recorrido con tanta calma que el ganador cruza la meta con 21 minutos de retraso sobre el peor de los horarios previstos; los demás, no digamos ya. Quienes aspiran a ganar la Vuelta lo hicieron media hora tarde. Sólo hubo un ataque, y duró 3 minutos. Lo que tardó Purito en hacer el último kilómetro.

Decepcionante. Todo un etapón, un subida a la Ermita del Alba tremenda, y el resultado no deja de ser anecdótico. Aru sacaba un segundo a Purito, y ahora es Purito quien le saca un segundo a Aru. Pues qué bien. A Dumoulin, mientras, le entra la risa. ¿Cómo se iba a imaginar hacer esta etapa en pelotón y a un ritmo tan lento? Mediada la subida a la Ermita iban juntos siete de los diez primeros de la general. Todos escaladores menos él. Le podían haber machacado. Vistas las tremendas rampas que quedaban, aún había espacio para meterle una minutada. Pero como se esperó tanto, la cosa no dio más que para sacarle unos segundos. Purito, el que más: 27. Que se den por contentos: un ataque de tres minutos no puede dar más de sí.