Está en puertas el Atleti-Barça, el primer gran cruce de la Liga y Del Bosque tuvo a bien dar descanso en Macedonia a Juanfran y Jordi Alba, los laterales diestro y zurdo titulares respectivos en sus equipos. Un detalle. Tampoco alineó de principio a Iniesta, que es un puntal del Barcelona. Y sin embargo dio juego a dos que fueron suplentes en el último partido del Real Madrid: Carvajal e Isco. Todo pulcro. Todo bien medido. No se le podrá reprochar al seleccionador que no sea sensible con las necesidades de los clubes. Y eso es bueno para España. Los internacionales están contentos y sus entrenadores también.

Los equilibrios entre el interés de la Selección y el de los clubes siempre son difíciles. A Del Bosque hay que reconocerle su capacidad para regatear conflictos. Es muy complicado hacer eso respetando además el deseo de los futbolistas. Por ejemplo en el caso de Diego Costa, al que puso otra vez (y con el de Oviedo han sido dos partidos seguidos) para ver si mojaba ya de una vez aún a sabiendas de que eso puede molestar a Mourinho. Para compensar a Mou dejó en el banquillo a Cesc y a Pedro, que fue de lo mejorcito ante Eslovaquia. Del Bosque hace las alineaciones con escuadra y cartabón. Pero el invento funciona, y funciona bien.