Semana de Oro. Ayer me encontré en los aledaños del santuario del fútbol, el Bernabéu, con mi amigo Gregor (“yo nací armenio para morir merengue”, ese es su eslogan de vida). Iba acompañado de cuatro compatriotas (Gurgen, Levon, Hovo y Roberto), llegados a propósito desde Erevan para ver a su Madrid (ver fotito del margen izquierdo de la página). Orgullosos con sus camisetas y cazadoras blancas. Armenia es un país que profesa la religión cristiana casi al 100%. Y, lógicamente, su héroe futbolístico es Cristiano. El mejor pelotero que pisa hoy día la Tierra. En la grada alucinaron con la facilidad del portugués para moverse arriba en busca de ese gol que se ha convertido en su razón de ser. En Cornellà fueron cinco, anoche tres más. Ocho chicharritos en cuatro días. Suma 321 desde que está en el Madrid. A un doblete de la leyenda Raúl. Lo siento por mi amado y admirado Gran Capitán, pero si nada lo impide este sábado Cristiano pasará definitivamente a la historia, con permiso del Granada, convirtiéndose en el máximo goleador del mejor equipo de todos los tiempos. Casi nada al aparato. Y el muchacho lo ha hecho en seis temporadas y un mes. En una década menos que Raúl. Y en la tabla de la Champions también lidera en solitario la misma con 80 goles, tres más que Messi. ¿Habrá alguien que siga discutiendo a este futbolista ejemplar?

Rafa, no me j... El técnico madrileño quiso parecer en la víspera que no hacía de menos a nadie y olvidó que al que estaba restando cariño y valoración profesional es al hombre que este año le regalará otros 60 goles para darle títulos a su currículo como entrenador. No entendí que Benítez no afirmase sin titubeos la verdad más palmaria para cualquier madridista: “Cristiano es el mejor jugador del mundo”. ¿Tanto cuesta decirlo? Si es para quedar bien con Bale le hace un flaco favor incluso al galés, porque eso no se lo cree ni el presidente del club de fans de Gareth en Cardiff. Benítez debe hacer como el Barça con Messi. Todos para Leo. Pues aquí, el lema debería ser “todos somos Cristiano”.

Ucranianos errantes. Me dio penilla el Shakhtar en algunos momentos. Un equipo que juega a más de 1.000 kilómetros de su casa por culpa de la guerra. Y, encima, su portero Pyatov hace una cantada soberana en el 1-0 de Benzema. Y luego el croata Bebek les castiga con un penalti inexistente de Srna. Eso sí, el segundo penalti y la expulsión de Stepanenko fueron más que merecidos. Es peculiar un equipo ucraniano plagado de brasileños y entrenado por un rumano, Lucescu, que también se siente paisano emocional de Marcelo. El Shakthar es un equipo que viene del frío pero tiene alma de samba...

Plaga de lesiones. A Ancelotti se lo fumigaron por las lesiones que sufrió el equipo. Espero que no tengan el mismo rasero con Benítez. Las lesiones son producto del infortunio y no hay que darle más vueltas. Anoche cayeron Bale (¡ánimo Gareth!), Varane y Ramos. Rezo para que la subluxación de hombro de Sergio no sea grave. Vaya rachita con la enfermería...

Felicidad. La goleada va por Jesús Muñoz, el taxista de Aluche, Guillermo y Luis de los restaurantes Sucón y L’Salgar de Mere y Caldueño (Asturias), Antonio Moyano de Fuengirola, Lolo de Badalona, los vikingos de las peñas Sineu y Alcudia (Mallorca) y Santiago Bernabéu de Malagón (Ciudad Real). El madridismo ya sonríe a tope.