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Rectificar siempre es de sabios

Rectificar siempre es de sabios

Yo no sé si Benítez es un sabio, pero al menos ayer se comportó como tal. Rectificó. Y eso era tan necesario como inteligente después de los dos renuncios que había tenido con el portugués en la pretemporada (“¿Cristiano? Es difícil decir quién es el mejor. Creo que él, Bale, Benzema o James están ahí”) y en la víspera del partido ante el Shakhtar (“No puedo decir que Cristiano es el mejor porque he entrenado a muchos y muy buenos”). Recuerdo que durante la temporada pasada Luis Enrique se atrevió a decir que el líder en el vestuario era él cuando le preguntaron por Messi. El asturiano se vio abocado a recular tras la dimisión de funciones que hizo el argentino en Anoeta. Desde que Luis Enrique dijo públicamente que Messi era el número uno en todos los sentidos, el Barça fue lanzado a por el triplete.

Y eso que Cristiano no ha abierto la boca ni lo hará. Él se limita a hablar en el campo. Y su lenguaje descodificado y legible en los cinco continentes se traduce en forma de goles. De todos los colores. Le da igual que la etapa sea llana, de media montaña, contrarreloj o subiendo un puerto de categoría especial. Así es como va a alcanzar los 323 goles de Raúl en diez años menos de los que necesitó el eterno capitán. Con 30 años, no sólo está alejado del declive sino que le veo más enchufado que nunca en pos de los logros individuales y colectivos. No se engañen ustedes. Él quiere la Champions y la Liga por encima del Balón y la Bota de Oro. De hecho, las dos cosas van unidas. El Terminator de Funchal aún tiene que poner muchas veces al Bernabéu en pie. Esta tarde será una de ellas...

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