Nadal y Ferrer han iniciado el camino para devolver a España a la categoría que le corresponde en el tenis. Un país con dos jugadores en el top-10, ocho en el top-50 y catorce en el top-100, cinco veces además campeón en lo que va de siglo, no debe de estar jugando en las categorías inferiores. No se trata de culpar a quienes nos han conducido a esta situación, porque ellos dieron la cara, sino de salir de una vez por todas de las catacumbas, de donde la Davis la disputan jugadores que se podrían considerar aficionados. Torpegaard, por ejemplo, rival de Nadal ayer, llevaba ganados este año 1.568 euros como jugador de tenis. Más bajo es ya difícil caer. Jugadores mejores que Torpegaard tenemos nosotros 59, según el ranking ATP.
Está bien que hayan sido Nadal y Ferrer quienes hayan iniciado la reconquista. Han estado dos años ausentes de la Davis, y hemos pagado las consecuencias. Jugar la Davis tampoco es tan tremendo como nos lo pintan. Para disputar esta eliminatoria, ambos jugadores llevan dos semanas sin disputar ningún torneo, una vez que fueron eliminados del US Open, y el próximo compromiso de importancia que tendrán que afrontar será dentro de tres semanas en el Masters 1.000 de Shanghai. Más de un mes sin mayor responsabilidad que esta fase de la Davis, que en muchos casos sólo obligaría a jugar un partido, si la eliminatoria se gana en el doble. Federer, por cierto, está jugando con Suiza. Lleva cinco de las seis últimas rondas.
