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Cuando se hablaba de 'victorias morales'

Cuando se hablaba de 'victorias morales'

En tiempos era de cierto uso para casos así la expresión ‘victoria moral’. El tiempo se la llevó, porque la sociedad ha evolucionado de tal modo hacia la rentabilidad directa que una expresión así llegó a considerarse casi burlesca. Ayer la recordé, al terminar el partido del Bernabéu: victoria moral para el Granada, aunque los puntos se quedasen en casa. Sandoval estudió el partido a fondo, lo planteó bien y debió ganarlo. Keylor Navas fue el mejor del Madrid, pero además el linier dejó al Granada sin un gol legal y dejó escapar a Isco, adelantado por centímetros, para enviar el centro que valió el gol de Benzema.

Así que los puntos para el Madrid, la satisfacción del deber cumplido para el Granada, cuyo plan fue ahogar la salida del Madrid y salir rápido, sobre todo por la espalda de Marcelo. Le salió bastantes veces, de modo que fue alternando ocasiones con las que de forma natural siempre crea el Madrid, casi todas con Cristiano presente en la jugada, en busca del récord. De todo eso salió un gol en el primer tiempo, mal anulado, y otro en el segundo, mal concedido. Sólo que de los dos errores se favoreció el mismo. Mediado el segundo tiempo, el Granada pareció caerse, cansado. Pero peor le fue al Madrid, que se apagó aún más.

Así que, para mi sorpresa, cuando esperaba un arreón en el último cuarto de hora, en busca de goles que enmendaran el papelón, fue al revés. El Madrid perdió el sitio, el Granada se fue para arriba y el descuento fue un suplicio. El Bernabéu se resintió y despidió a los suyos con pitos. No gusta ganar así, ni en el Bernabéu ni en ninguna parte. La diferencia entre jugadores es tan abismal que obliga a mirar a los banquillos. Sandoval estuvo lúcido, Benítez fue a remolque. El Granada tenía un plan y lo siguió, el Madrid fue un desconcierto que arrastró a todos menos a Keylor, cuya figura cada vez inspira más simpatía.

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