Seleccionadores en la época de los Gasol y compañía hemos tenido un montón. Con Imbroda ya empezamos a ganar medallas en 2001, y hasta ahora. Por el puesto también han pasado Moncho López, Pesquera, Pepu, Aito, Orenga y Scariolo, éste en dos etapas diferentes. Menos Pesquera, todos salieron con alguna medalla al cuello, lo cual no les impidió dejar el puesto con malas caras. Tampoco fueron listos. El puesto de seleccionador, con los jugadores que hemos tenido y que tenemos, era para que hubiese sido vitalicio. El único que ha entendido de qué va la cosa es Scariolo. Su regreso a la Selección, después de haber sido bendecido por Gasol, ha resultado un éxito. Tras la derrota ante Serbia aplicó el sentido común y acabamos campeones.

Ese sentido común pasó por dejar hacer a ese grupo de bárbaros capaces de derribar el Imperio Romano, como le cuenta a Delmás. Así define a sus jugadores tras verles sus caras cuando perdieron con los serbios. Luego hubo otra derrota, frente a Italia, pero no cuenta. A los italianos les entró todo y hubiesen ganado a cualquiera. El punto de inflexión fue el del partido con Serbia. Scariolo cometió los clásicos errores de ataque de entrenador y se dijo: “Nunca más”. El Eurobasket comenzó a partir de entonces, y los bárbaros asolaron el continente, galos incluidos. Ya no hubo una sola concesión por parte de Scariolo. Había que ganar sí o sí, con los mejores en cada momento. Los jugadores creyeron en él, y se ganó la confianza. También, el puesto. ¡A seguir!.