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Lo humano no le es ajeno

Lo humano no le es ajeno

Ese silencio que siguió a la rotura de Messi no encierra sólo estupor ante lo inesperado, sino respeto por el futbolista que no se queja. El fútbol se distingue por el hábito de la queja figurada. En ese renglón no está el nombre de Messi, acostumbrado a aceptar que una de las reglas del juego es caer y levantarse. Ni una palabra más alta en diez años de empujones. No es un estoico, es humano como cualquiera. Su lesión, pues, no es un azar esperado, porque ha soportado entradas peores, pero aquí cayó, este es un momento culminante de su carrera como delantero que sufre el acoso de sus defensores.

Pasó entre ellos mil veces, entre patadones, pero la UD, bravo equipo cuyo futbolista más emocionante, Valerón, fue ovacionado, lo dejó en el suelo. Ahora le tocará esperar hasta que llegue noviembre. Se dice que Eva Perón dijo “volveré y seré millones”. Difícil decir qué pasará cuando regrese, pero se echará de menos a este ser humano.

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