Podemos ponerle algunos peros al Real Madrid de Rafael Benítez. Y reconozco que todavía me cuesta un poco entusiasmarme con la labor del entrenador español. El triste empate del pasado sábado frente al Málaga en el Bernabéu y la sensación de que los jugadores tienen algún tipo de bloqueo tampoco ayudó a fomentar la alegría. La creatividad, esa característica que diferencia a los grandes futbolistas de los demás, parece estar menospreciada por el técnico. Muchos pensamos que dejando más libertad al talento se podría jugar mejor y marcar más goles.

Pero como solía decir mi bisabuela: “En una moneda siempre hay una cara y una cruz”… Y sería injusto no reconocer que el Madrid de Benítez se ha convertido en un equipo muy serio. Y no sólo porque únicamente haya encajado un gol en los siete partidos que lleva disputados esta temporada. La seriedad general que desprende el conjunto nos hace pensar que se trabaja bien el aspecto táctico y, por ello, será muy difícil que este Madrid nos dé una mala sorpresa. La organización, la preparación y la concentración no impedirán que nos pueda vencer, quizás, un fuerte equipo europeo, pero garantizan que, por ejemplo, frente a un rival como el Malmoe no nos pase algo raro.