Cristiano 323, Raúl 323

Historia que tú hiciste... Acabemos ya con esta fastrupia. Dejemos de darle vueltas a una realidad que resulta irrefutable. Cristiano es, después de Di Stéfano, el mejor futbolista que hayan visto nuestros ojos. Me irrita que digan que sólo es “un gran goleador”. ¿Por qué los ‘grandes goleadores’ no se acercaron siquiera a los registros de Raúl González? Sencillo. Para alcanzar esos números hay que estar dotado de la varita de los dioses. Vamos a recapitular para acabar con esta falta de respeto a la historia. Raúl logró sus 323 goles de blanco en 741 partidos. Chapeau. Pero resulta que este chaval salido de los campos de tierra de las barriadas de Funchal (Madeira) ha igualado el récord del eterno capitán con 433 partidos y diez años menos. Han leído bien. Este animal nacido para jugar, crecer y dejar su sello en el Madrid (este sí...) ha conseguido lo que muchos soñaron pero ni siquiera acariciaron. En la cuna de Ibrahimovic (uno de los aspirantes a ser Cristiano que se ha quedado en mero aprendiz), el portugués puso su rúbrica con un doblete que será recordado con el paso de las décadas. Sus 67 goles de Champions (¡en sólo 65 partidos!) superan los 66 de Raúl. Y, por si fuera poco, con los dos goles que encajó el felino Wiland ha logrado Cristiano dar luz y taquígrafos a sus 501 goles como futbolista profesional. Con 30 años, es ridículo seguir dudando de su hambruna por seguir creciendo en el Star System del fútbol. Cristiano, gracias de corazón por haber apostado en 2009 por venir al Madrid. Tú, al igual que hizo Di Stéfano, has cambiado para bien la historia de este grandioso club. Sin ti, el madridismo estaría desorientado en busca de una explicación a la presunta hegemonía azulgrana. Obrigado, crack.

Aburridillo. Exhibición goleadora aparte, el triunfo madridista en Suecia fue muy plano y poco vistoso. Cierto que estos partidos hay que resolverlos con la eficacia de un funcionario aplicado. Pero jugando ante el Malmoe (600 millones de presupuesto contra 15) siempre se espera algo más. No hubo sustos para el imbatible Keylor y eso corrobora la eficiencia de un modelo basado en nadar sólo si se guarda la ropa primero. No es la alegría de la huerta, pero seguramente puede dar más réditos en el balance final de temporada. Como aquí se trata de ganar, ahí estamos.

Felices extremos. Les dije que el sábado, ante el Málaga, les eché de menos. Benítez supo valorar ayer esa opción y dio entrada en el último tramo ante los suecos a Lucas Vázquez y Cheryshev. Dos extremos natos, dos puñales a los que no les afecta que les recorten un metro la línea de banda, dos moscas cojoneras que aturden cualquier sistema defensivo del enemigo... El gallego y el ruso darán que hablar. Para bien.

El derbi. El Atleti palmó, lo que empieza a dejar de ser noticia en el equipo tuneado de Simeone. Desde que los vecinos prefieren los violines en vez de los trombones, son más previsibles y algodonados. Mejor así. El Madrid llega con la orquesta afinada y dispuesta a borrar del mapa ese 4-0 de infausto recuerdo. Cristiano ha encontrado el camino en el momento idóneo. Se ve venir la toma del Manzanares. Me trasladan su motivación para el derbi del domingo los peñistas de La Plana Blanca (Castellón), Torrevieja (Alicante) y Almansa (Albacete). Todos sueñan con un triunfo que podamos dedicar los madridistas a Ignacio Zoco. Él levantó su última Copa en el Calderón (1974). In memóriam.