La irresistible ascensión de Sergi Roberto

Un día, rebuscando entre libros, Fernando Arrabal, el impor tante dramaturgo español que fundó el llamado Movimiento Pánico, halló dos frases que, confrontadas, daban de sí el siguiente eslogan: “El porvenir actúa en golpes de teatro”. El fútbol, como la vida, trabaja la casualidad como una de las artes de este impresionante deporte de masas. Los futbolistas vienen y van, esperan y desesperan, pero hay un día en sus vidas en que los astros coinciden en ponerles encima el foco. Ahora eso sucede con el canterano barcelonista Sergi Roberto, que aprovecha cada minuto como si tuviera hambre.

Sucedió que cayó lesionado Dani Alves y Luis Enrique rebuscó entre veteranos y jóvenes en el menguado vestuario barcelonista. Halló en Sergi Roberto, que iba para medio centro, al lateral derecho que precisaba, después de las bajas que en esa demarcación había tenido el equipo. El resultado ha sido óptimo, hasta el punto que ahora parece que este joven futbolista polivalente podría ser incluso el sustituto de Messi mientras éste se halle lesionado.

No es un milagro, es el resultado de una vocación. Ahora se ha contado hasta qué punto Sergi Roberto luchó desde niño para llegar al equipo grande, desde la más tierna ambición de pibe que busca cumplir con la ambición de ser como sus ídolos, algunos de los cuales son ahora sus compañeros de vestuario. Su fútbol es ahora el de un voluntarioso jugador que no desaprovecha ninguna de las oportunidades que se le dan. Y tiene un rasgo que lo distingue: en esa proyección aritmética con la que ha saltado de la posibilidad a la promesa real, Sergi Roberto ha evitado todos los rasgos del futbolista prematuramente engreído. Donde otros simulan lesiones o caídas, él pone el pundonor casi inconsciente de semejantes como Messi, que se duele sólo cuando le duele.

Por otra parte, este juego de prestidigitación que es el fútbol nos ha engañado con las especialidades. Este es delantero centro y no puede ser otra cosa. Este es lateral izquierdo y ahí acabará sus días en el fútbol. Sergi Roberto es ahora tan polivalente como (que me perdone Roncero esta comparación benévola) Alfredo Di Stéfano, que podía jugar hasta de portero. Lo que da esa polivalencia es la pasión por el fútbol, que debe ser atractivo (para el que juega) en todas las demarcaciones.

El Barça tuvo a un gran central, Jesús Garay Vecino, cuando vino al Barça se recuperó Olivella, que era lateral, y fue ensayado como central, con unos resultados espléndidos. Acabó Garay siendo medio volante. Pues a mí me recuerda esa secuencia la que ahora protagoniza Sergi Roberto. Será un gran futbolista, o ya lo es, y será mejor si juega en todas partes.