Opacas cuentas en la Euroliga

La Euroliga y la FIBA han entrado en plena guerra para el control del baloncesto de clubes. La Euroliga no accede a liberar fechas para que las selecciones disputen partidos de clasificación para los campeonatos, y la respuesta de la FIBA no se hizo esperar. Tiene en marcha una Euroliga paralela, con mucho más dinero a repartir entre los clubes para así atraerlos y poder elaborar un calendario único que atienda a los intereses de todos, incluidas las ligas nacionales. ¿Qué ha hecho la Euroliga? Sacar dinero por arte de birlibirloque para que los clubes no se le vayan. Si el campeón casi triplicará su premio (de 350.000 euros a un millón), el incremento a los equipos sólo por el hecho de participar es alucinante.

Equipos que la pasada temporada cobraron 7.000 euros por una sola victoria, en ésta percibirán 150.000 aunque no ganen un solo partido. Esto supone que si en la pasada primera fase la Euroliga desembolsó 840.000 euros por las 120 victorias de los equipos, en ésta tendrá que afrontar un gasto fijo de 3,6 millones por la participación de los 24 equipos. Sólo este capítulo se comerá la subida que ha tenido el presupuesto de la Euroliga: de 27 a 30 millones. Después, los gastos serán aún mayores en las siguientes fases. ¿De dónde sale todo este dinero? Ese es el misterio. La excusa de que ha cambiado el reparto televisivo no es convincente. ¿O es que quien aporta cuatro millones se va a conformar con medio? Difícil de creer.