Cristiano Ronaldo, cuatro Botas de Oro

Cristiano Ronaldo recogió ayer su cuarta Bota de Oro, lo que le acredita como futbolista excepcional, que es como debería mirarle el manager de Bale, dicho sea de paso. El suyo es un récord absoluto en un trofeo que tiene una larga tradición, pues nació en 1968 y con un portugués precisamente, el colosal Eusebio, como primer ganador. Desde entonces, este trofeo pasó algunos avatares. Pronto surgió la pregunta de si debían valer lo mismo los goles en las ligas mayores que en las menores. Esa inquietud alcanzó su máximo cuando lo ganó Kaiafas, con 39 goles para el Omonia en la Liga de Chipre.

De ahí que tras algunos años en que perdió oficialidad (transitó de L’Equipe a Adidas y finalmente recaló en la European Sports Magazines) se estableciera un criterio drástico, pero razonable: los goles en las ligas menores valdrían un punto, los conseguidos en las ligas medias, punto y medio, los de las ligas mayores, dos puntos. Eso dio garantías de que el ganador fuera un goleador que hubiera afrontado las mayores dificultades. Ese ha sido el caso de Cristiano en sus cuatro botas, ganadas la primera con el United y las otras tres con el Madrid. Y el de Messi, que ha ganado las tres con el Barcelona.

Cristiano cuatro, Messi tres. Al revés que en el Balón de Oro, donde la cuenta es la contraria: Messi cuatro, Cristiano tres. Este tiempo será recordado por su largo duelo, al estilo del que sostuvieron Karpov y Kasparov en ajedrez. Los dos, Messi y Cristiano, están evolucionando: Messi, que ha perdido electricidad, se aleja de la portería, retrocede para armar la jugada, busca el panorama sin renunciar a las irrupciones letales en el área. Cristiano, por contra, economiza carreras, deja la banda y busca un nuevo hábitat dentro del área, donde el gol está más cerca. Los dos han cambiado, pero siguen siendo inmensos en su poderío.