En los planes de Rafa Benítez no estaba volver de este virus FIFA con un parte de guerra de dos bajas más, las de Benzema y Modric. Justo se enfrenta al mes más trascendental en la Liga y en la Champions. Importante por no perder comba en el campeonato y asegurar los octavos en Europa. Para colmo ha tenido que apagar incendios por el camino, como la salida del tiesto del agente de Bale contra Cristiano (¡qué obsesión la de este hombre!). Rafa está en un momento crítico, bien entendido. Sabe que se encuentra en el ojo del huracán y salir airoso ante Celta, Sevilla y los dos partidos contra el PSG (Champions) reforzarían su posición justo antes del Clásico del 21-N.

Sus esfuerzos se centran en recuperar a los lesionados y que el equipo siga en su línea ascendente tratando de abrir distancia con sus rivales, además de todos los retoques tácticos que tiene pendientes. Pero hay imponderables que no puede controlar. Vuelve con furia el virus FIFA justo una semana antes del Clásico y el Madrid cuenta con una media de 13 internacionales repartidos por el mundo. Y es ahí donde Benítez se pone a temblar. Pendiente de cada partido y preocupado por cada entrada, por si el teléfono suena... Y es que en lo que llevamos de temporada el rival más duro del Madrid, sin duda, ha sido la FIFA.