Un proyecto muy serio y sostenible

Es un eufemismo decir que no me gusta el PSG, ni el club como tal, ni lo que representa, ni sus aficionados. Sin embargo tengo que reconocer que lo que están haciendo los qataríes desde que compraron la entidad parisina en el 2011 me parece digno de respeto. Existía en Francia un legítimo miedo a que los nuevos propietarios sólo se dedicasen a comprar jugadores a precio de oro y crear un equipo sin alma, lleno de mercenarios. En Europa, se pensaba que ese nuevo rico iba a romper el mercado, como lo hizo el Chelsea en su tiempo o el Manchester City en los últimos años.

Pero no, los qataríes han sabido rodearse de gente muy válida para construir un proyecto ambicioso en el plan deportivo pero sostenible, a medio plazo, desde un punto de vista económico. Son fair play y no representan una competencia desleal para los clubes históricos como el Madrid. Esa manera de pensar ha permitido montar un equipo equilibrado donde se mezclan estrellas como Ibrahimovic y Di María, con jóvenes promesas como Verratti y Aurier y con futbolistas de experiencia como Motta y Maxwell. El PSG es un club que tiene poco más de cuarenta años pero cuyo reciente desarrollo invita a pensar en grande.