Punto no, puntazo

París bien vale un 0-0. Sin Bale, sin Benzema, sin Modric (no estuvo en el once), sin Kovacic (¡sorpresa!), sin James, sin Carvajal, sin Pepe, sin Arbeloa... Ocho jugadores imposibilitados para salir de inicio en el Parque de los Príncipes. Y a eso añadan que Ramos jugó infiltrado y que Marcelo acabó el partido soportando el dolor tras una torcedura de tobillo. Cualquier otro equipo que no se llamase Real Madrid y tuviese diez Copas de Europa en su Sala de Trofeos se habría rendido, habría aprovechado el alarmante parte de bajas para justificar su derrota y habría dicho “a otra cosa, mariposa”. Pero en el ADN del mejor club del siglo XX (y lo será del XXI, admito apuestas) no está registrada la expresión “justificarse”. Si hay que remar río arriba, se rema. Es más, en la primera parte fue el millonario PSG del jeque qatarí el que estuvo arrugado, asustado, convencido de que el plan B del Madrid era mejor que su Plan A. Ibrahimovic era una seta gigante, Cavani un melenudo que corría como un pollo sin cabeza, Di María un voluntarioso al que sólo le faltó pedirle un autógrafo a Ramos y Marcelo, Verratti un leñador italiano al que le salvó su paisanaje patriótico con el árbitro Rizzoli para no acabar en la calle... El Madrid recuperó sus esencias. Gran planteamiento táctico de Benítez, que retrató a Blanc tras su penosa bravata de la víspera: “El actual Madrid es bastante defensivo...”. Entre Blanc y el Blanco, me quedo con el segundo. Con Rafa. Nuestro entrenador. Un currante. Sólo le faltó un suspiro para conquistar París con la segunda unidad...

Diferencias. No hace falta tirar de la zona abisal de la hemeroteca. En la superficie vemos el PSG-Barça de la fase de grupos de la pasada Champions. Luis Enrique no tenía bajas. Once de gala. El PSG no tenía a Di María, Thiago Silva y Trapp (buen portero alemán que evitó el 0-1 con tres buenas paradas a Jesé, Cristiano y Casemiro). Ese gran Barça del triplete fue arrasado, Ter Stegen se comió tres goles como tres soles y todas las crónicas coincidieron: “Un gran PSG tumba al Barça”. Llega el Madrid y convierte a Keylor Navas en un espectador más. Una buena parada en el primer tiempo tras un tiro lejano de Matuidi y una buena rectificacion en la segunda tras un disparo de Di María que desvió Marcelo. Nada más. Ni nada menos. Keylor sufrió más con el Granada y el Levante que con los discípulos sobrevalorados del star system del PSG. Por eso no es un punto. Es un puntazo. Muchísimo mérito.

Balance bestial. Benítez, con sus cosas (sólo le ha sobrado su conservadurismo en el derbi y su falta de cariño hacia Cristiano en sus apariciones mediáticas), lleva un parcial espectacular. De los once partidos jugados por su equipo no perdió ninguno, ganó siete, marcó 24 goles y sólo encajó dos. Lo repito. Sólo dos. Un gol encajado cada 5,5 partidos. Chapeau.

Gento, ‘happy birthday’. Don Francisco cumplió ayer 82 años. La Galerna del Cantábrico lo es todo para mi padre. Sólo él tiene 6 Copas de Europa. Una más que el Barça en sus 116 años de historia. Sin palabras...

Gran afición. Olé por los 2.400 vikingos presentes en París para animar al ejército de Rafa. Empezando por Julio Romero, de la Peña Alcalaína, que se pasó con su gente por el Bar Liberic, sede de la nueva peña madridista de Francia. Y mucho ánimo a Sonia, la entusiasta mujer de Toñín El Torero. Una luchadora. ¡Hala Madrid!