Cuando Márquez llegó a MotoGP en 2013, Rossi se posicionó claramente a su favor. En cierto sentido, el debutante le recordaba al Valentino más joven y, una vez fue consciente de que no conseguiría doblegarle al manillar de esa poderosa Honda aquel año, prefería que el nuevo campeón fuera Marc antes que Lorenzo, su compañero de marca y de box. Yo, como tantos otros, tenía claro que esa relación cordial cambiaría de rumbo en el momento justo en el que los intereses de estos dos caníbales del triunfo se cruzaran en pista, como ahora ha ocurrido. Lo que no podía adivinar es que las hostilidades llegarían al extremo que hoy conocemos, básicamente porque El Doctor es uno de los pilotos más inteligentes y astutos de la historia de este deporte. Sin embargo, con el ilerdense se ha equivocado grave y repetidamente, planteando una estrategia que se ha girado en su contra.

Márquez no tiene interés alguno en ayudar a Lorenzo, se lo puedo garantizar, por varias razonez. Y estoy seguro de que Rossi hubiera logrado poner mucho más de su parte a Marc con una conversación privada y no montando el lío del pasado jueves en Sepang. Primer error: enfurecer a un rival tan terrible en lugar de intentar convencerle de que se mantuviera al margen (dentro de un orden) de una lucha por el título que le resultaba ajena. A partir de ahí, el tiro le salió por la culata y tampoco ha sabido enderezar la situación. Se encontró con un contrincante agresivo y motivadísimo tras lo ocurrido y no fue capaz de gestionar esas vueltas de lucha sin sentido; debería haber esquivado una pugna tan peligrosa en los compases iniciales de carrera, dejando al español que tomara la iniciativa para alcanzar a Lorenzo y esperando al final para defender sus opciones. Muy al contrario, entró al trapo hasta dar la sensación de estar desquiciado, con gestos y miradas hacia su rival. Después le buscó, le llevó a una situación límite y le dio la puntilla vergonzante sacando la pierna para ayudarle en una caída que quizá se hubiera producido de cualquier modo, ya nunca lo sabremos... Como remate, tuvo la oportunidad de rectificar, de reconocer su culpa y salvar al menos su leyenda pero tampoco lo hizo. Demasiados tropiezos para un grande, algo incomprensible para mí.