Juanma Trueba

Cristiano y Messi, dos películas

Alex de la Iglesia dirigió una película documental sobre Messi que entre sus muchos valores se distingue por uno: no habla Messi. El jugador, que no autorizó el trabajo, es el objeto pasivo de los elogios ajenos. Su figura se intelectualiza (y poetiza) en boca de Valdano, Menotti o Cruyff, y se carga de emotividad cuando quien interviene es el amigo de la infancia o el compañero de equipo. Terminada la proyección no hay una sola crítica que hacer a Messi, que sale engrandecido de su película porque no entra en ella. Finalmente, el teórico inconveniente (su ausencia) se convierte en virtud.

Cristiano es el protagonista único del documental que lleva su nombre. Se deja ver en la intimidad de su hogar, con su hijo, haciendo pesas en su gimnasio, flexiones en su salón y en otras escenas cotidianas. No faltan sus goles ni sus celebraciones, entre ellas la menos apropiada, la del gol de Lisboa. Temo que la película no mejore su imagen y tengo por seguro que necesita mejorarla. Cristiano exhibe la gestualidad de los tipos arrogantes y es muy posible que no lo sea. Esa es la película que me gustaría ver. Lo otro, ya lo he visto.