Es pecado perder la fe en Cristiano

Ahora que empieza a meter los goles con menos asiduidad, lo fácil sería perder la fe en él. A mí no me busquen entre aquellos que desde el otro lado del Puente Aéreo se empeñan en restarle mérito al portugués con tal de glorificar a su Messi. Pues aquí les digo que Cristiano todavía tiene reservadas en sus botas muchas páginas de gloria para disfrute de los madridistas. Dudar de él supondría un terrible acto de ingratitud con el futbolista que nos ha permitido recuperar la autoestima y la senda de los títulos en los años que estaban programados en la máquina del tiempo para entronizar a los inquilinos del Camp Nou. Con 30 años, Cristiano está en su plenitud física y personal. Su madurez le ha permitido entender que debe dosificar sus esfuerzos y, además, las necesidades del equipo y del técnico le han llevado a convertirse en el delantero centro de guardia...

Sin ser la máquina de matar que nos tiene acostumbrados, lleva 12 goles en 12 partidos. Imagínense la que va a liar en cuanto recupere el feeling con las redes rivales y las sensaciones que le han traicionado en algún partido en lo que va de curso. El Bernabéu se le ha resistido en Liga esta temporada, pero esta tarde intuyo que va a proclamar: “¡Señoras y señores, aquí estoy de nuevo!”. El equipo está plagado de bajas (acuérdense cómo defenestró el club a Ancelotti por esta razón), pero estando Cristiano es absurdo hacerse sangre. Las Palmas es un dignísimo rival y el Bernabéu vivirá una fiesta del fútbol.