La ambición de Isco

Isco era de los pocos que no tenía ganas de que se terminase el choque ante Las Palmas. El malagueño es consciente de que cuando la enfermería se vacíe tiene muchas papeletas para comerse las uñas en el banquillo. Y por eso quiere aprovechar los minutos al máximo. Ayer, jugando en una posición más adelantada y con menos metros que cubrir para defender, se volvió a mostrar desequilibrante y con los toques de magia que enamoran al Bernabéu desde el primer día que se puso la blanca. Lo tiene muy chungo para jugar en su posición predilecta, pero manteniendo la actitud y el empeño que demostró ante los de Setién pondrá en aprietos a su entrenador para dejarle fuera del once.

En cualquier otro equipo del mundo Isco sería indiscutible, pero el Madrid es otra película para lo bueno y para lo malo . Está haciendo lo que está en su mano: currar mucho, quejarse poco y esperar que Benítez no rompa la cuerda siempre por su lado.