Ya estamos en la semana decisiva, aguarda el desenlace del Mundial de MotoGP en el GP de Valencia. Lamentablemente se habla más del lío entre Rossi y Márquez que de la propia proclamación del campeón, parece que Lorenzo ha desaparecido del escenario en una obra en la que es actor principal. Valentino no midió bien las consecuencias de su fallida estrategia y ahora la tensión se ha elevado como pocas veces antes en este deporte. Una polémica que ha trascendido al interés de los aficionados al motociclismo para llegar al gran público, todo el mundo comenta la jugada y opina. En algunos casos con poco fundamento y mucho descaro, incluyendo en la Prensa, lo que tampoco ayuda a calmar los ánimos. Los que llevamos en esto tantos años sufrimos con el escándalo: no es lo que nos gusta de las carreras y no siempre podemos contar todo lo que sabemos…

Un periodista tiene que informar, sin duda alguna; otros a veces simplemente opinamos, como es mi caso en estas líneas. Pero de una u otra forma debemos hacerlo respetando a nuestras fuentes y la confidencialidad que reclaman. Es un asunto serio, grave e incluso peligroso, así que hay que andarse con pies de plomo sobre lo que se puede o no decir. Y puedo garantizarles que en la trastienda hay aspectos esenciales que se han quedado en el tintero, que quizá nunca salgan a la luz y que podrían esclarecer los hechos. La postura del promotor del campeonato en todo el conflicto; lo que Rossi le dijo a Márquez en la reunión con la Dirección de Carrera; la indefensión de Lorenzo en Yamaha; la influencia de su entorno más cercano en el italiano; la campaña de desestabilización puesta en marcha desde Italia… Muchos matices ocultos que sólo conocen los protagonistas y que provocan que opinar al respecto sin conocimiento de causa resulte, cuando menos, un atrevimiento.