Cristiano e Ibrahimovic cruzan caminos

Esta noche veremos a Ibrahimovic en el Bernabéu. Hay algo especial en este jugador, que pudo quizá llegar a interferir en el codo a codo Messi-Cristiano, quién sabe si a disputarles los Balones de Oro. Lo tenía todo menos formalidad. Un cuerpo tremendo que movía con la agilidad de los pequeños, una técnica suprema y máxima valentía. Pero fue uno de tantos casos de cabeza revuelta, lo que le ha llevado a dar tumbos por el fútbol. Apareció en el Malmoe y luego peregrinó por Ajax, Juventus, Inter, Barça, Milán y ahora PSG. Pero después de tantas vueltas se ha dejado bastantes cosas por hacer.

En París le vimos (hace tiempo que marca esa tendencia) retrasarse en busca de armar el juego, de una posición cómoda, discretamente alejado de la zona decisiva del juego: el área. Cristiano, que por contra ha dado menos vueltas y ha conseguido muchas cosas, también está cambiando su juego, pero en su caso es al revés. Consciente de que ya no está para docena y media de ‘sprints’ de sesenta metros, se ha metido en el área, donde piensa que al menos podrá mantener su ritmo de goles. Se busca un hábitat nuevo, como Ibrahimovic, sólo que en su caso metiéndose donde se resuelven los partidos.

Le cuesta. Le ayuda el cabezazo, que antes podía aprovechar menos, pero no tiene el oficio específico del ‘nueve’, que ha de buscar la rendija con el portero muy cerca. Luis Suárez marcó un gol en Getafe en jugada muy parecida al que se le escapó a Cristiano, muy al final, ante Las Palmas. Eso es oficio, oficio de nueve. Cristiano intenta aprenderlo a toda prisa, pero eso es como aprender otro idioma, cuanto más tarde, más difícil. Y sin embargo hay que agradecerle que a la hora de evolucionar haya decidido lo contrario que Ibrahimovic, que se echó atrás, donde hay más espacio y se está más cómodo.