Sin Ramos, ‘kaputt’

Irreal Madrid. La palabra kaputt, incluida en el vocabulario alemán, significa “muerto, acabado”. Esa es la imagen final que mostró el Madrid en los últimos minutos del Pizjuán. El golazo de James maquilló una indolencia inadmisible (¿por qué fue suplente el colombiano?). Con 3-1, las camisetas azules deambulaban por el césped. El balón pasaba por delante de sus ojos, pero nadie mordía ni metía la bota en un ataque de vergüenza torera. El Madrid nunca se rinde. Se demostró en Lisboa. Pero anoche asistimos a un exorcismo que desnaturalizó una de las señas de identidad que hacen de este equipo el más laureado de la historia del fútbol. Konoplyanka, Banega y compañía bailaban, de forma que varias veces se rozó el 4-1 que habría resultado humillante. No vi un Madrid herido en su orgullo. No vi un Madrid feliz en el campo. Ahí sí debe mirárselo Benítez. El fútbol es como la vida, un estado de ánimo. Y los jugadores están pasivos, fríos, planos... Ese pasotismo final resultó irritante. Jugar en el Madrid debería ser el Everest para un futbolista, pero si el jefe de la manada no les transmite garra emocional, mal vamos. Rafa debería enterrar la pizarra. Así de claro lo digo. Que los encierre hoy en Valdebebas y les muestre el vídeo “En el corazón de la Décima”. Que apele al corazón de un grupo que parece aturdido entre flechas, directrices, normas y reglas de comportamiento. Hay que dejar el ordenador a un lado y recuperar el face to face, mirarse a los ojitos y que todos se pongan las pilas. Que aprendan de Ramos.

Gran capitán. Con Sergio al frente de la nave, la travesía era una delicia. El camero dio una nueva lección de compromiso y de garra. Lideró al equipo en una primera media hora estupenda, donde Nacho avisó con un zurdazo que casi revienta un poste, y un Bale muy activo que ejerció bien de nueve dando trabajo a Sergio Rico. En ese tramo también hubo un penalti claro de Krychowiak, pero ya se sabe que los árbitros nos van a dar muy poquito una vez más (un penalti a favor del Madrid, 8 a favor del Barça...). Volvamos a Ramos. Metió un golazo de media chilena y su hombro crujió de nuevo. Su lamento fue el de todo el madridismo. Fue irse Ramos y desaparecer el alma del equipo. Igual que en el derbi, con el 0-1 se perdonó la vida al enemigo. Como en las películas del Oeste cuando el malo parece abatido en la arena y el bueno le dejaba reaccionar para mostrar su bondad...

Cristiano, ‘missing’. Soy muy poco dudoso con el portugués, lo que me permite decir con rotundidad que en estos dos últimos partidos ha estado irreconocible. No sé si es producto de su posición (de nueve pierde muchos enteros), de su relación con el entrenador o una cuestión personal. Pero no es él. Cris, el madridismo y el equipo te necesitan. Espabila. Para el Clásico queremos verte de nuevo en tu versión on fire. Esa versión que te ha convertido en el mejor jugador de la historia del club por detrás del maestro Di Stéfano. ¡Te esperamos!

Clásico a la vista. Este varapalo ha dejado tocado a muchos madridistas de corazón. Hoy me acuerdo de Mariano Sánchez Torres, un vikingo de pura cepa nacido en la Ciudad de México que anoche lloraba de rabia. También me trasladan su malestar Angel Chaparro ‘El Manisero’, los merengues de Inmosol y las peñas irreductibles de Fuengirola (nos vemos el sábado, amigos), Torrevieja, Callosa de Segura, Villarrubia de los Ojos y Herencia. El Clásico debe ser otra historia...