El hombro de Ramos y la cara de Piqué

España tiene déficit de centrales. No hace tanto que los tuvo en el lateral izquierdo, y de repente salieron como setas. Jordi Alba, Bernat, Monreal, Gayá... hasta Azpilicueta, que es diestro pero juega ahí. No parece que el milagro se vaya a repetir. Porque lo que viene detrás de Piqué y Sergio Ramos son Nacho y Bartra, que con todos los respetos son internacionales pero no son titularísimos en sus equipos. Y más allá de ellos, gente que Del Bosque ya ha probado y con la que no ha repetido. Como son los casos de Domínguez, Botía e incluso Íñigo Martínez. Mientras llega Vallejo, lo demás son parches. Javi Martínez y San José son medios. Hay que hacer esta reflexión para entender a Del Bosque, que suspira por Ramos y se parte el pecho por Piqué.

Piqué es un trasto. No había pasado el tsunami de Kevin Roldán cuando se le ocurre lo de Halloween, que justifica diciendo poco menos que es un montaje creado por el presidente del Getafe aireado por la “prensa de la capital”. Dijo esto refiriéndose quizás a los periódicos que se hacen en Madrid y se distribuyen por toda España. Como el Citroën C4, que también se fabrica en Madrid y circula por Barcelona. En fin, que Piqué hace travesuras y luego le echa la culpa a Ángel Torres o al mensajero. Pero aquí está. Con España. Y es un puntal. Más aún sin Sergio Ramos, que no se opera el hombro para jugar contra el Barça. Pero que luego pasará por el quirófano, aunque quizás él aún no lo sepa. Eso o poner en riesgo ir a la Eurocopa, que no creo.