A Javier Tebas no se le escapa una. Llega el Madrid-Barça y La Liga se lanza a montar una fiesta en tres puntos del planeta estratégicamente localizados: Miami, Líbano y Shanghai. Una iniciativa astuta en la política de expansión de nuestro fútbol, siempre en directa y dura competencia con la Premier. El Clásico es la ‘joya de la corona’ en la competición española, el producto más exportable, un espectáculo que provoca interés en los lugares más remotos de la Tierra. Tebas lo tiene calculado, y sabe que tarde o temprano toda la inversión que se haga en ‘evangelizar’ se convertirá en un activo en las pujas de los derechos de televisión.

Nada mejor que un Madrid-Barça para presumir de fútbol. Ahora se descubre por qué Tebas dijo en público que quería que Messi jugara el Clásico: no porque influyera en el resultado a favor del Barça, sino por la mejor venta del partido en el mercado internacional y por extensión en los tres puntos calientes donde La Liga va a montar un buen sarao con Karembeu, Urzaiz y Mendieta como embajadores. Tebas vuelve a innovar con viveza en la explotación de nuestro fútbol, convirtiendo el Clásico en una excusa perfecta para tener presencia firme por el mundo. Ojalá todo salga bien y bonito.