El mundo nos mirará, no fallemos

Hoy se juega en Madrid algo más que un partido. Y no me refiero al resultado. Hoy todos tenemos un reto cívico de ciudadanía ante el que es obligatorio estar a la altura. El deporte une en la diferencia y no se puede ser nada tibio en lo que respecta a la deportividad. Más allá de las irreconciliables disputas entre el Madrid y el Barcelona, deberíamos tener muy claro que en el Bernabéu se va a disputar un choque del que va a estar pendiente medio planeta. Sería fantástico que aprovechando los millones que nos miran, diésemos un ejemplo de civismo y de deportividad en unos tiempos tan convulsos como los actuales.

Se trata de recordar que lo que se juega hoy es un partido de fútbol, el mejor que se puede ver en el planeta y que eso conlleva excesos, pero por una vez deberíamos darnos cuenta todos, empezando por los medios y acabando por los futbolistas, que lo que se supone que vaya a pasar hoy en la capital es un mensaje al mundo. El deporte es pasión y tregua. Un punto de encuentro que debería servir para mediatizar y ejemplificar todo lo bueno que existe en la competición. Silben al rival, animen a su equipo, respeten al colegiado, sean cívicos... el mundo nos estará mirando y demasiado a menudo perdemos la perspectiva de lo que suponen esas dos horas de partido para los niños de cualquier lugar. Somos un gran escaparate y el mejor anuncio del deporte durante una tarde de sábado. Nadie tiene el derecho a estropear esta cita.