Sinfonía para Florentino

Sin norte ni sur. Cuando Munir hizo una obra de caridad y evitó con su fallo garrafal que Piqué firmase el 0-5, miré afligido el escudo del Madrid que llevaba en mi camiseta. Pensé en voz baja, ¿qué te han hecho? A base de querer hacer del Madrid el Balón de Oro anual de la lista Forbes, hemos convertido al club más maravilloso de la historia del fútbol en una imagen borrosa, desfigurada y con el orgullo sumido en una denigrante excedencia. El Barça te puede ganar. Y hasta golear. Ya lo viví siendo un crío en 1974 (0-5). Pero llega el momento de decir ¡basta ya! Lo gritó el Bernabéu en el tramo final de la ignominia pidiendo, pañuelo en mano, la dimisión del presidente. Fue una pañolada mayoritaria, que incluía a veteranos y noveles, a peñistas y a turistas japoneses. La oyeron los 600 millones de espectadores que siguieron el Clásico por las televisiones de los cinco continentes. En el Madrid no hay escondites. Y no me vale ahora la estrategia de siempre. Esta semana echamos a Benítez, subimos a Zidane, decimos que somos universales y que en el ránking FIFA somos la caña. El problema es que yo anoche tuve que explicarle a mi hijo que el Barça nos metió 4-0 pese a tener a Messi de figura decorativa. Los niños deciden ahora de qué equipo hacerse y pocos entienden que hace un año despedimos a Ancelotti por un simple capricho de despacho. Así de claro. El técnico de la Décima barrió al Barça en el Bernabéu hace 13 meses (3-1). Y eso que Messi fue titular. Ese equipo jugaba al fútbol como los ángeles, metía goles a puñados y tenía enganchada a toda la afición. Ancelotti era querido por la grada y por los jugadores. Pero una mente iluminada dijo “no sabéis de esto, hay que echarlo y traer a Benítez”. Pues toma.

Rafa, ¿por qué? Seguramente le despedirán en los próximos días, pero creo que él también se lo ha buscado. Su alineación del Clásico fue un acto de sumisión jerárquica. Quiso contentar a la planta noble y lo que montó fue un suicidio táctico que celebraron Iniesta, Busquets, Sergi Roberto y Rakitic, dueños absolutos del centro del campo. Empeñarse en poner a la BBC ante un rival con una medular reforzada era absurdo y temerario. Además, Benzema llevaba de baja desde hace 44 días y encima Rafa lo mantuvo los 90 minutos. James, de los pocos que lo intentó, lo quitó a poco de empezar la segunda parte... Y la cantera se vio menospreciada en el día de la verdad. El gran Nacho y Lucas Vázquez en la grada. ¡Casemiro y Carvajal en el banquillo! El brasileño había sido el cinturón de seguridad de Benítez y ayer lo quita dejando a Modric de cierre, con lo que desactivó la capacidad de creación del croata. Y Danilo de dos por delante de Carvajal es sangrante. Danilo me recuerda a Secretario, aquel lateral torpón que trajo Capello en su primera etapa (1996). Varane, encima, tuvo su peor día de blanco y recordé cómo el ‘suplente’ Pepe fue el año pasado una de las claves con su golazo en el 3-1 a los azulgrana. Era otro Madrid...

Impotencia. Y en una noche tan aciaga se lesionó Marcelo, de los pocos que se salvó de la quema. Y el bueno de Isco pagó su frustración autoexpulsándose. El malagueño se equivocó, pero tuvo la raza que en sus tiempos exhibían Camacho, Juanito o Stielike cuando el enemigo les intentaba torear. Arriba, Bale, Benzema y Cristiano veían pasar la vida. Sin traumas. Este es el Madrid que hemos creado. Campeones de la Champions Financiera. Pero el madridismo nunca irá a Cibeles para celebrar lo ricos que somos...