Zielona Gora, Dinamo Sassari, Limoges y... Real Madrid. Son los colistas de los cuatro grupos de la primera fase de la Euroliga, cuando van disputadas siete de las diez jornadas. O sea, la clasificación no tiene nada de anecdótica a estas alturas, sino que refleja con gran exactitud el estado de forma de cada equipo. El del Madrid es alarmante, aunque la situación todavía no es dramática. Aunque parezca mentira, sigue dependiendo de sí mismo. Ganando los tres partidos que restan, se clasifica para el Top-16. Eso sí, ya no jugará más con red. Otra derrota, y tendrá muchísimas probabilidades de ser eliminado. Eliminado de un grupo donde pasan cuatro equipos de seis. Sería una auténtica humillación para el actual campeón.

Ya lo es verse colista junto a equipos que para la propia Euroliga sobran. De hecho, reducirá la próxima edición de 24 a 16 participantes. El Madrid se encuentra en tan delicada posición por deméritos propios. Encaja puntos a barullo, y el conjunto no acaba de funcionar. Tampoco es que se esté tomando la temporada con tranquilidad, pues ya cada partido es una final, y lo peor es que las está perdiendo. El de ayer era un encuentro que no se podía perder de ninguna manera para no ver comprometido el futuro, y el Madrid se vio a remolque desde el principio, cuando el Estrella Roja anotó sin dificultad sus cinco primeros lanzamientos en el tiempo que el Madrid registraba tres pérdidas. Así, difícil ganar. Y así, un partido tras otro.