El juicio paralelo a Florentino en el que el Bernabéu es soberano
El reencuentro. Florentino Pérez se reencontrará el próximo sábado con ese Bernabéu repleto de socios que pidieron mayoritariamente su dimisión en el Clásico. La preocupación del presidente ante ese tipo de manifestaciones espontáneas contra su gestión es lógica. Los ánimos pudieron haberse calmado con los partidos fuera ante Shakhtar, Eibar y Cádiz, pero el nuevo ridículo por un déficit en la gestión como entidad, esta vez con la sombra de la alineación indebida de Cheryshev, vuelve a encender el debate en torno a un modelo, el del Florentinato, que muchos socios entienden que está agotado.
Voy de amarillo. Dentro de esa corriente de opinión contraria a la gestión del actual presidente ha surgido un movimiento a través de Twitter. Se llama Movimiento Ámbar, y ya tiene más de 1.500 seguidores en su cuenta. Proponen alzar al aire en el Bernabéu, en el minuto 12 de cada partido, alguna prenda amarilla como muestra de descontento (#FlorentinoDimision es uno de los hashtags que manejan). Después de dejar descansar su iniciativa en el Clásico (“por lo mucho que se jugaba el Madrid”, dicen) vuelven a retomarla este sábado en el encuentro ante el Getafe.
Represión. Confía este grupo de socios en que la seguridad privada del club no retire de la grada a los que lancen algún globo amarillo, como ya sucedió en el pasado partido ante el Málaga (vean la foto). Entonces, por manifestarse de una manera tan pacífica, algunos de ellos fueron desalojados de la grada (por la seguridad privada del club), se les pidió los datos con la excusa de comprobar si el abono correspondía al sitio que ocupaban y a algunos de ellos, incluso, se les retiró el carnet de abonado. Tuvieron que recogerlo al día siguiente en las oficinas del Bernabéu.
Una vista multitudinaria. La pañolada masiva del Clásico coloca a Florentino Pérez en un escenario nuevo que es inquietante para él por encima de que el estadio se le pueda ir tiñendo de amarillo progresivamente. Más allá de los cambios promovidos en los estatutos y aprobados por una Asamblea fácilmente manipulable en su composición y que hacen casi imposible que haya elecciones a la presidencia, más allá del resultado del juicio en el que se decide si el endurecimiento de las condiciones para ser candidato se ajustan a la legalidad o no, se ha puesto de manifiesto que el presidente del Madrid sigue respondiendo ante los socios, los verdaderos dueños del club. Estos ya han hablado, aunque el destinatario de tan duro mensaje no se haya dado por aludido. Pero si se pronunciaran por segunda vez...